Seguramente cada uno de nosotros nos hemos sentido así alguna vez. O tal vez me equivoque, pero todos somos humanos, y tenemos más en común de lo que pensamos. Muchos sentimientos e ideas las guardamos para nosotros y a menudo nos parece ridículo o nos da vergüenza sacarlo fuera y compartirlo con los demás. Por el qué dirán o si se ríen, o no nos entienden. Muchas veces pasa. Pero me parece una necesidad común a todo ser humano; me refiero a buscar una vida de libertad con nosotros mismos, al tiempo que somos parte de la humanidad y de la sociedad. Esto lo he pensado muchas veces, pero hace poco, cierta persona al ver esta foto me dijo que le evocaba este pensamiento. El charco, nuestra parte libre e independiente, que en un momento de furia marina se ha alejado de la gran masa para quedar apartada. Mientras tanto, un hilo de agua sigue conectado al resto del mar, la humanidad. Aquella tarde en la playa había muchos charcos en la orilla…

Como parte de la sociedad, somos críticos de esta. Pues nunca nos conformamos con lo que hay, tenemos aspiraciones y somos ambiciosos por naturaleza, claro que siempre hay excepciones que nadando a contracorriente frenan este flujo de agua hacia un mundo mejor. Y aunque esto nunca llegará a un fin, siempre nos vamos a superar siguiendo nuestros objetivos. Cada cual con sus metas pero al final, todos estamos hechos de lo mismo y nos movemos en un mismo sentido.

Todos somos un cúmulo de agua separado del mar, aunque por debajo existe la unión al todo. Ese es el objetivo que busco en mi vida: ser libre e independiente, pero a la vez sintiéndome conectada con el resto de la humanidad.