Un domingo cualquiera


Hoy ha salido el sol después de muchos días; es domingo. Esta mañana me he despertado pronto, tal vez porque he notado la luz entrar por mi ventana, algo a lo que estaba dejando de acostumbrarme después de haber estado lloviendo una semana. Aunque dicen en las noticias que esta semana vuelve la lluvia y el frío.
La luz en los domingos es distinta, será por la tranquilidad que acompaña, porque parece que todo el mundo duerme aún. A estas horas, cualquier día de la semana la mayoría de la gente está en pie y ya con estrés, va de camino al trabajo. Y además, yo siempre me despierto con esa máquina infernal que viene y va, limpiando las calles. Un domingo, el ruido de la calle no es tan estridente como lo es otros días, al contrario, sólo se oye a los pájaros, una tórtola que se acerca a la ventana, algún avión que pasa de vez en cuando y, de repente, alguien en la cocina. Es mi abuela, que este fin de semana se ha quedado en casa. En cuanto me levanto y abro la puerta, un olor a torrijas inunda mi habitación. ¡Cuánto tiempo hacía que no desayunaba torrijas!
Quedé con Neus para ir al rio con los patines, así que después de desayunar me visto y paso a buscarla. Todo el antiguo cauce del Turia está lleno de gente, que aprovecha para salir y aprovechar el ambiente soleado que muchos esperaban. Unos cogen la bici, otros corren, o hacen skate. Pero sobre todo hay niños, que juegan en el parque y se ensucian los zapatos de barro, por las lluvias de esta semana. Los padres por momentos no prestan atención a sus hijos, hablando entre ellos, pero en cuanto se dan cuenta ponen el grito en el cielo.
Entre los pinos piñoneros, un hombre ya mayor se entretiene buscando piñones, con una bolsa de plástico, con la cabeza agachada y la vista fija en el suelo. Sus zapatos también se están poniendo perdidos de barro. Después de patinar por todo el parque, mi amiga y yo nos sentamos a escuchar música en el Palau de la música, mientras vemos pasar a la gente y charlamos. El ambiente es agradable.
En fin, un domingo cualquiera se vive con un ritmo diferente a cualquier otro. No espero que me suceda nada interesante, solamente disfrutar de mi tiempo, como todos. Mañana será un nuevo día y todo seguirá como de costumbre… o no. Cada día se tiene que vivir como si fuera nuevo, aunque a veces parezca que solo existe la rutina. Yo intento romper con la rutina, haciendo las cosas con gusto y dedicando tiempo a aquello que realmente me gusta. No hay que dejar estas cosas para otro momento porque, hasta cierto punto, creo que se merece más prioridad en nuestra vida aquello que nos hacen disfrutar y crecer por dentro, antes que las meras obligaciones, que muchas veces nos hacen olvidar qué hacemos aquí.

2 comentarios:

El hombre bidimensional dijo...

Los domingos tienen un algo... y los domingos por la tarde ya ni os cuento!

Gloria dijo...

el hombre bidimensional somos nosotras! (nos cambiamos la cuenta)

Despedida

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Sin embargo la aventura no acaba aquí, las entradas publicadas migrarán a otro blog existente, que tiene bastante más tiempo que este, por lo tanto más visitas. Además se actualiza amenudo.

No queremos que se pierda el esfuerzo que le dedicamos a este blog durante el tiempo que lo hemos mantenido, por lo que esas entradas irán publicándose paulatinamente en el blog que a continuación os indicamos:

The world that never was


Las entradas de este blog irán desapareciendo conforme vayan pasando al otro blog, y una vez finalizado el proceso este blog desaparecerá.

Gracias por leernos!!

Un saludo!
Crispi


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